God of War 2 tiene la mejor pelea de toda la franquicia

Dejando de lado las armas colosales y los grandes jefes, la serie God of War tiene varias joyas ocultas y Kratos pasa por muchos combates interesantes a lo largo de su saga. En una de ellas, el dios de la guerra se enfrenta a Perseo, una de las figuras más populares de la mitología.

En su viaje para encontrar a las Hermanas del Destino, Kratos se enfrenta a muchos retos, ya sea alcanzar un punto nunca antes alcanzado, conseguir un misterioso objeto o luchar contra poderosos oponentes. En medio de las aventuras, Kratos es encerrado en una habitación junto con Perseo. En ese momento, el semidiós parece haber estado atrapado en la habitación durante años, también en busca de las Hermanas del Destino.

En la mitología griega, Perseo es el guerrero encargado de derrotar a Medusa, lucha para la que recibe la ayuda de varios dioses: Hermes le presta las sandalias, Atenea le da la espada y el escudo y Hades le proporciona el casco de la invisibilidad. A excepción de las sandalias (que siguen en posesión de Hermes en God of War 3), todos los objetos aparecen en la batalla y esto es lo que la hace tan interesante. En primer lugar, Perseo es el primer oponente completamente invisible de la serie, sin embargo, el terreno es de poca ayuda ya que el jugador puede mirar el movimiento del agua para seguir el ritmo del enemigo.

La lucha tiene varias etapas. Al terminar el primero, Kratos destruye el casco de invisibilidad y Perseo recurre a otro equipo: espada y escudo. Después de volver a dar suficientes golpes, el jugador rompe la hoja. Con sólo el escudo, Perseo es prácticamente inalcanzable, el escudo dado por los dioses para vencer a Medusa refleja cualquier energía, en el caso de la Gorgona, el reflejo de los ojos la convierte en piedra. En el juego, Perseo busca rayos de sol en la arena para reflejarlos y cegar a Kratos.

Dado que parte del reto consiste en alcanzar a Perseo, quien se percate de que el semidiós busca la luz está un paso por delante y puede acorralarlo contra una pared en el camino, la única forma de hacerlo vulnerable. Aunque la lucha no supone el mayor de los retos para el dios de la guerra, salir de las batallas totalmente llamativas contra deidades gigantes y seres mágicos y enfrentarse a la representación de uno de los seres más populares de la mitología es una delicia.